Marx, además de un teórico, fue un científico de enorme envergadura que estableció, con su trabajo intelectual, los puntos de partida de la sociología como ciencia, al proponer el método para descubrir las leyes sociales y modo de cambio. Pese a la inmensa cantidad de escritos en su nombre y, a pesar de las batallas ideológicas desatadas por su teoría, no es un ideólogo sino un científico riguroso, que avaló sus observaciones en los datos disponibles en su tiempo, y que anticipó uno de los descubrimientos de la epistemología genética contemporánea: la relación entre conocimiento y acción, es decir, la practica. De modo que la lectura directa de sus textos sigue siendo una tarea insoslayable para quien desee comprender los profundos cambios globales del capitalismo actual, utilizando para ello el rigor metodológico de los capítulos del Tomo I de El Capital, su obra fundamental.
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