“Instrúyanse porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.”


Antonio Gramsci

sábado, 1 de agosto de 2020

Balance crítico del primer cuatrimestre: Reflexiones, críticas y propuestas




A partir de la Resolución de Rectorado Nº 30/20, la UNLu suspendió las clases presenciales a mediados de marzo, para adecuarse al aislamiento social, preventivo y obligatorio dictaminado por el Ejecutivo Nacional ante la pandemia que avanza en nuestro país y en el mundo. Producto de esta situación, se creó un Comité de Crisis para que, “analice el desarrollo de la emergencia sanitaria y la implementación de acciones y medidas para la comunidad universitaria” ya que “la situación epidemiológica exige que se adopten medidas rápidas, eficaces y urgentes.Este Comité de Crisis, está compuesto por todas las listas que componen el consejo Superior. Al finalizar el cuatrimestre, podemos decir que el fracaso de las medidas adoptadas, fue acompañado por la improvisación y la incapacidad de tomar medidas que eviten la expulsión de cientos de estudiantes, que la virtualidad forzada en estas condiciones aceleró.

Es preciso recordar las condiciones de cursadas existentes durante la primera semana de clases: hacinamiento, aulas sobrepobladas, estudiantes cursando en los pasillos, elementos que son parte de una política académica estructural: la expulsión sistemática de los estudiantes de la UNLu. A las deplorables condiciones de cursada de inicios del cuatrimestre 2020,  que atentan verdaderamente contra los procesos de enseñanza-aprendizaje, precarizando las condiciones laborales de nuestros docentes y atentando contra las óptimas condiciones de aprendizaje, se le suman otras situaciones que expulsan al estudiantado y afectan las condiciones de cursada como el sistemático ajuste en becas, la falta de un comedor y una  fotocopiadora universitaria, la falta de ludoteca en San Miguel y de cupos para los hijos de estudiantes en la escuela infantil de la sede Luján, la falta de aulas, la falta de calefacción en invierno y ventilación en verano, la falta de material didáctico y tecnológico en las aulas, la falta de elementos de higiene en los baños, etc.

La crisis del nuevo virus y un cuatrimestre virtual para pocos

La política sistemática de expulsión de estudiantes no fue suspendida por la pandemia sino que fue profundizada.  La decisión de impulsar la “continuidad pedagógica a distancia” no fue acompañada por medidas ni recursos que la puedan garantizar. A la precarización de las condiciones laborales docentes para afrontar esta nueva modalidad se le suma la imposibilidad de acceder, por buena parte de los estudiantes, de dispositivos y recursos necesarios para afrontar esta situación de emergencia. ¿Qué única medida fue tomada para asegurar el acceso a la virtualidad de los miles de estudiantes de la UNLu? Implementar las Becas de Conectividad, por la cual se otorgaran míseros $500 mensuales, solo a aquellos estudiantes que sean beneficiarios de la Beca de Material Bibliográfico, Becas de Ayuda Económica y de Estimulo Académico. Además, la bancarización para efectuar el cobro de estas becas se hizo en beneficio de la banca privada, el Santader Río como siempre agradecido. Tan insignificante y limitada medida tomada por el rectorado y la Secretaría de Bienestar  Universitario  y  Asuntos  Estudiantiles, no pudo tener otro resultado que un aumento de la denominada “deserción estudiantil”, que en realidad debería ser llamada por su nombre: expulsión. La situación generada por la pandemia no hizo otra cosa que acelerar los mecanismos expulsivos que ya se encontraban en marcha, y que buena parte de la comunidad universitaria naturalizaba.
A los excluidos de la virtualización, se le suman las tardías, erróneas y ambiguas decisiones tomadas desde la gestión Lapolla-Gei en la UNLu que repercutieron en las más diversas modalidades de “cursadas virtuales” adoptadas por los docentes, la larga lista de irregularidades, en buena parte de las asignaturas, no garantizaron una cursada virtual con reglas claras para todos.
Las decisiones en política académica, dejaron al descubierto la improvisación y la incapacidad de los encargados de garantizar una oferta académica de forma “virtual”. Las tardías decisiones tomadas por las autoridades de la UNLu (Rector, Secretario Académico, Decanos, Secretarios y Jefes de División de los Departamentos) lejos estuvieron de servir para que se pudiera garantizar la “continuidad pedagógica”.
Recordamos que recién en junio, con la RESREC-LUJ: 0000040-20,  se realizaron algunas modificaciones del calendario académico que se encontraba vigente y se organizaron tres tipos diferentes de asignaturas. La resolución organiza tres tipos diferentes de asignaturas:

“- Asignaturas Tipo A: Son aquellas que desarrollan la totalidad de las actividades previstas bajo la modalidad no presencial y dentro de los plazos establecidos por la RESHCS-LUJ: 0000487-19.

- Asignaturas Tipo B: Son aquellas que, si bien desarrollan parte  de su actividad académica bajo la modalidad no presencial como consecuencia de la pandemia de CORONAVIRUS COVID-19, requieren de un determinado número de semanas de presencialidad para asegurar la formación propuesta.

- Asignaturas Tipo C: Son aquellas que, por el tipo de objeto que abordan y/o el tipo de práctica que requieren, exigen una serie de actividades presenciales que generalmente exceden el desarrollo del espacio áulico o requieren de una estrategia pedagógica presencial, imposible de desarrollar en el plazo indicado para las asignaturas del tipo B.

Por otro lado, la suspensión de las mesas de exámenes previsto para el mes de agosto y la suspensión de la semana de presencialidad, dio como resultado en aquellas asignaturas en los que los docentes optaron por las asignaturas tipo B, estudiantes que se encuentran en el “limbo académico”, ya que luego de haber “cursado” durante el cuatrimestre, los estudiantes se encuentran sin regularidad ni promoción directa y sin mesas para los que cursaron en  condiciones de virtualidad, afectando el avance en las respectivas carreras y en la acumulación de finales pendientes. Por otro lado, se encuentran las materias que directamente no dictaron clases.

La propuesta de los exámenes finales virtuales: un avance de la exclusión y el control social

Por otra parte, el 17 de julio las autoridades de la UNLu comunicaron que los exámenes presenciales previstos para el mes de agosto no se llevarán a cabo, tampoco los integradores de todas las asignaturas que optaron por la categoría B; también comunicaron que el Consejo Superior se reunirá la primera quincena de agosto, donde se presentará una, “propuesta de calendario de exámenes finales en entornos no presenciales que contempla llamados en el mes de setiembre, octubre, noviembre y diciembre.”
En el mismo sentido, ese mismo día, la Secretaría Académica de rectorado sacó dos resoluciones, en la primera estableció mediante resolución 162/20 “mantener la condición de regularidad, vigentes al turno de exámenes extraordinarios previsto para el mes de mayo de 2020. Dicha condición se extenderá automáticamente hasta el primer turno de exámenes finales que se sustancie en modalidad presencial".
La segunda resolución de la Secretaría académica de rectorado, 163/20, establece que aquellos estudiantes que hubieran alcanzado las condiciones para acceder a la promoción, y no hubieran podido acreditar la aprobación de alguna de las correlativas, podrán ser considerados por los docentes responsables de la actividad académica dentro de los casos excepcionales previstos por el Inciso c) del Artículo: 35, del Régimen General de Estudios.
Queremos señalar que la iniciativa que tratará el Consejo Superior, intenta instituir, una práctica rechazada por algunos equipos docentes, el teletrabajo. En el mismo sentido, la propuesta de, “exámenes finales en entornos no presenciales”, debe llevarnos a rechazar cualquier iniciativa que intente avanzar en el sentido de lo acordado días atrás entre el C.I.N. (Consejo Interuniversitario Nacional), el Ministerio del Interior y el Ministerio de Educación; de avanzar en la utilización, de un sistema de identificación de estudiantes en contextos de cursada virtual y exámenes, a partir de la utilización de datos biométricos, con el que se intenta naturalizar una nueva forma de control social en el marco de la cursada virtual.

Una universidad sin presupuesto

El retorno de las actividades académicas en el segundo cuatrimestre, probablemente estarán signadas por la evolución de los casos de Covid-19 y la continuidad de la cuarentena o aislamiento preventivo. Sin capacidad para afrontar la vuelta a clases presenciales en medio de la pandemia. Recordemos que el Ministerio de Educación junto Universidades Públicas agrupadas en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y de las Universidades privadas agrupadas en el Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), aprobaron un protocolo para la vuelta a clases en las Universidades una vez que “la situación epidemiológica de cada región así lo permita y se garanticen las condiciones sanitarias establecidas en los protocolos”.
Entre los elementos a destacar del protocolo, señalamos el que afirma que cada Universidad deberá "acondicionar los espacios para asegurar el distanciamiento mínimo (1,5 metros) entre las personas", como también deberá destinar "un espacio para aislar a estudiantes y trabajadores en caso que presenten síntomas de coronavirus", y deberán “flexibilizar y establecer nuevos horarios y jornadas o turnos académicos para evitar aglomeraciones".
Con el sistemático desfinanciamiento del sistema universitario, y con un presupuesto nacional que es el mismo del año 2019;  la UNLu sufre la falta de recursos para poder hacer frente a las necesidades de la comunidad universitaria para llevar a adelante un segundo cuatrimestre con la infraestructura acorde.
Esta situación se agrava ante la ausencia de la UNLu, como destinataria de los fondos del Programa Nacional de Infraestructura Universitaria 2019-2023, que fuera anunciado el miércoles 15 de julio. Este programa  contemplaría 63 nuevas obras, en 47 universidades nacionales, y que tendría una inversión de $9.600 millones. Lo irrisorio del monto destinado para casi la totalidad de las Universidades Nacionales, tiene el agravante que el financiamiento es producto de un préstamo internacional del Banco de Desarrollo de América Latina (ex CAF). El apoyo del rector Lapolla a la candidatura de Macri en la elecciones presidenciales del 2019, parece tener un costo que pagaremos todos los miembros de la comunidad universitaria, y preanuncian una política de ajuste al interior de la UNLu.
¿Con qué presupuesto se van a garantizar las condiciones de salubridad necesarias? ¿Cómo se garantizará el acceso a dispositivos y el acceso a internet a los estudiantes para poder continuar con los estudios? ¿Con que recursos se convocara a los equipos docentes para evitar la precarización docente? Hasta ahora, ese tipo de políticas no parecen estar en la agenda de la gestión de la UNLu. Es por ello que la unidad, la organización y la lucha de los estudiantes y docentes, tendrá que imponerla. Que nuestra voz llegue al consejo superior y al rectorado.

  •          Triplicación del presupuesto destinado a las Universidades.
  •          Aumento de la partida presupuestaria para Bienestar Estudiantil: llevar la partida del presupuesto de la UNLu del 2,6% al 5%. Más plata para becas. Por un aumento en el número de becarios.
  •          No al avance del Banco Santander, por el cobro de las becas a través del Banco Nación.
  •          No a los exámenes finales virtuales bajo programas como el “SIU Quechua”, el “Respondus” o plataformas similares que son violatorios del derecho a la privacidad y que entregan los datos personales de los usuarios.
  •          Por garantizar que todos los docentes y estudiantes cuenten con todos los recursos tecnológicos y acceso a internet, para que se brinde un segundo cuatrimestre con clases virtuales accesibles a todos, hasta que podamos volver a las aulas.

  • Se exceptúe a los becarios del cumplimiento del requisito académico para mantener la beca.
  • Se garanticen contra-cursadas de todas las materias del primer cuatrimestre.
  • Se prorrogue la regularidad de todos los estudiantes en sus respectivos planes de estudio.
  • Con respecto a lo resuelto por la Secretaría Académica de rectorado, debemos exigir se prorroguen los plazos contemplados en el artículo 31 del régimen General de Estudios, el mismo dice “ARTÍCULO 31º.- El estudiante en condición de REGULAR podrá rendir la actividad académica dentro de los cinco (5) cuatrimestres siguientes a la finalización de la cursada, sin perder dicha condición”.
  • Rechazamos la última adecuación a la Ley de Educación Superior, que reduce la regularidad en las carreras  a un año; antes de la adecuación los estudiantes debíamos rendir dos materias en dos años.
  • Que se garanticen la apertura de más comisiones para garantizar mejores condiciones de cursada.
  • RECUPERAR LA DOBLE BANDA HORARIA en todas las carreras (MATUTINA (de 9 a 13 hs. -VESPERTINA de 16 a 20 Hs) .
  • QUE LA UNIVERSIDAD IMPLEMENTE LA “Beca TU PC para estudiar”, PARA QUE LOS ESTUDIANTES QUE SOLICITEN LA BECA, RECIBAN EN COMODATO UNA PC, NOTEBOOK O TABLET DURANTE LA DURACIÓN DE SUS ESTUDIOS DE GRADO.
  • En la medida que se constituyan las mesas de exámenes, que las mismas sean con suspensión de actividades académicas


-En defensa de la universidad pública, gratuita, laica, al servicio de la clase obrera y el pueblo.

Nueva Opción- Lista 117.

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