Condenamos
enérgicamente la horrible masacre perpetrada contra la comunidad
islámica en Nueva Zelanda, y denunciamos la hipocresía e impunidad de
las potencias occidentales, especialmente de EEUU, que disfrazan de
«libertad de expresión» su instigación al odio, a la histeria y a la
división, contra musulmanes e inmigrantes
Qué dicen los derechos humanos respecto de la libertad religiosa?
El
Art. 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, consagra
el derecho de las personas de profesar libremente su religión, sin ser
motivo de discriminación, ni trato desigual, a su vez según lo previsto
en el Acta de Derechos Humanos de 1993, prohíbe y castiga toda forma de
discriminación basada en raza, color de piel, género, orientación
sexual, nacionalidad y otras características.
A
su vez, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966,
sostiene que:.. “toda apología del odio nacional, racial o religioso,
que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la
violencia, está prohibida por ley.; el Art. 26 expresa: “(…) la ley
prohibirá toda discriminación y garantizará a todas la personas
protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos
de (…) religión (…) o de cualquier índole (…)”; y el Art. 27 dispone:
“En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o
lingüísticas, no se negará a las personas que pertenezcan a dichas
minorías el derecho que les corresponde, en común con los demás miembros
de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su
propia religión y a emplear su propio idioma.”
Qué dicen los derechos humanos respecto de los refugiados?
Por
otra parte, respecto al derecho de libre circulación, la legación
internacional sostiene que es un derecho humano en el Art. 13 de la
Declaración universal de los derechos humanos, como así también el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) que sostiene que
«los inmigrantes no podrán ser objeto de restricciones.» (art. 12.3)
La
Convención de Ginebra de 1951 prohíbe a los Estados parte imponer
sanciones a las personas refugiadas que se hayan visto obligadas a
entrar de manera «ilegal» en su territorio y obliga a garantizar su
libertad de circulación por el mismo una vez hayan sido reconocidas como
tales (art.31 y art. 26).
Por qué entonces observamos la escalada de extremismo e intolerancia?
Desde
los medios hegemónicos, casi desde la desintegración de la Unión
Soviética, observamos repetidamente intentos para instalar al Islam como
un enemigo horrible. La provocación de un sentimiento de horror y odio y
su utilización, tiene, desafortunadamente, un largo historial en la
historia política de Occidente.
La
humillación y la propagación del odio y el miedo ilusorio hacia el
«otro», han sido la base histórica para todo tipo de opresión. Nos
preguntamos:
Por
qué la antigua política que instala la «fobia» y el odio, ha apuntado
contra el Islam y a los musulmanes con una intensidad sin precedentes?
¿Por qué la estructura de poder en el mundo quiere que el pensamiento
islámico quede marginado? ¿Qué conceptos y valores en el Islam perturban
los programas de las superpotencias y qué intereses se protegen a la
sombra de distorsionar la imagen del Islam?
Hacemos
un llamado a las organismos de derechos humanos, para que se expresen
rotundamente contra el terrorismo, y para que hagan un llamado global a
la racionalidad, al dialogo y a la moderación. Los motivos detrás de
esta distorsión histórica del Islam, deben ser investigados mediante un
conocimiento directo y de primera mano de esta religión, para dar
respuestas acordes frente a las campañas de distorsión y el flujo de
prejuicios que circulan a nivel mundial.
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