Como
todos sabemos, desde el 15 de marzo, las clases en la UNLu se encuentran suspendidas
a partir de la Resolución de Rectorado Nº 30/20 en consonancia con las medidas
adoptadas por el Ejecutivo Nacional ante la pandemia que avanza en nuestro país
y en el mundo.
Previo
a la decisión de suspender las clases, el Rector Lapolla, quien ahora se
manifiesta “preocupado” ante la situación, en pleno conocimiento del avance del
virus, adoptó como medida establecer que docentes, no docentes, estudiantes y
demás actores de la universidad que hubieran viajado a los países afectados por
el Coronavirus se abstengan de ingresar a la Universidad por un período de
quince días, dejando al libre albedrio
la voluntad de los diferentes actores declarar o no dicho viaje e ingresar o no
a la Universidad. Una medida poco contundente, más aun si se tiene en cuenta
las condiciones de cursadas existentes durante la primer semana de clases: hacinamiento, aulas sobrepobladas,
estudiantes cursando en los pasillos, es
decir, un escenario más que propicio para la propagación de un virus de las
características del Covid-19.
Una cuarentena pertinente
Estas
condiciones de cursada se han vuelto estructurales, las vemos al inicio de cada
cuatrimestre y lo denunciamos sistemáticamente como situaciones que contribuyen
a la expulsión del estudiantado de la Universidad, condiciones que atentan
contra los procesos de enseñanza-aprendizaje, precarizando las condiciones
laborales de nuestros docentes y limitando nuestro aprendizaje. Así como también
hemos denunciado otras situaciones que expulsan al estudiantado y afectan las
condiciones de cursada como el ajuste en becas, la falta de un comedor y una fotocopiadora universitaria, la falta de
ludoteca en San Miguel y de cupos para los hijos de estudiantes en la escuela
infantil de la sede Luján, la falta de aulas, la falta de calefacción en
invierno y ventilación en verano, la falta de material didáctico y tecnológico
en las aulas, la falta de elementos de higiene en los baños, etc., situaciones
que reflejan claramente una crisis en el sistema educativo y presupuestario
Universitario, o cuanto menos en la UNLu, (aunque no sea considerado crisis
para quienes no se ven afectados por ella). Desigualdades y condiciones cotidianas que se han
naturalizado y que no parecen ser motivo de preocupación mientras nos
indignamos con las que son producto de lo anormal.
En tales
circunstancias, la creación de un Comité de Crisis ante la pandemia del
Covid-19 que “analice el desarrollo de la emergencia sanitaria y la
implementación de acciones y medidas para la comunidad universitaria” choca con
la aceptación de las desigualdades cotidianas que son toleradas por buena parte
de la comunidad universitaria que espera que la “selección natural” deje en el
camino a buena parte de lxs estudiantes.
¿O acaso no estaba en crisis ya nuestra Universidad?
¿Acaso la situación de aulas sobrepobladas, estudiantes en los pasillos y sin
poder cursar, excluidos de la universidad no ameritaba que se piensen acciones
y medidas de contención para los estudiantes? ¿O acaso solo ahora se encuentra
en riesgo la salud (no solo física) de los estudiantes y de la comunidad
universitaria? ¿O acaso la crisis presupuestaria ante la que el Consejo
Superior voto el ajuste sobre becas, sobre concursos docentes, etc. no afectan
directamente las condiciones de cursada?
Nuestras Propuestas
En
tanto se encuentren suspendidas las clases, se dispuso que se garantice la
“continuidad pedagógica” a distancia, es decir, de forma virtual. Si bien esta modalidad viene a precarizar aún
más las condiciones laborales docente y obliga a estos (y a los estudiantes) a
adaptarse rápidamente a recursos a los cuales no están acostumbrados o con los
que no están familiarizados, con los inconvenientes que esta situación muchas
veces implica, lo cierto es que la nueva modalidad adoptada de emergencia se
encuentra en marcha, con errores y aciertos, con mayor o menor presencia de los
equipos docentes, con más o menos “rebusques didácticos” que faciliten la
explicación y la aprehensión de contenidos.
Ahora
bien, los estudiantes, destinatarios de esta propuesta, no presentamos todos
las mismas características, ni las mismas posibilidades, ni las mismas
condiciones materiales, ni los mismos tiempos. La nueva modalidad y la
pretensión de continuar con los contenidos pedagógicos virtualmente, supone de
mínima acceso a una conexión de internet, lo que no todos los estudiantes poseemos
(conexiones que incluso hoy comienzan a reportar páginas colapsadas). Por otro
lado, supone que todos los estudiantes disponemos del mismo tiempo, pasando por
alto la condición de quienes son trabajadores, y que, ya sea por la
precarización laboral o por ser empleados de servicios esenciales (pensemos por
ejemplo en los estudiantes de Trabajo Social y Enfermería) se encuentran
actualmente trabajando pese al aislamiento social obligatorio.
A
estas y otras condiciones más o menos particulares, se suma una situación que
afecta a todos por igual: el aprendizaje no es individual, es colectivo. Es
necesario, para hablar de continuidad pedagógica, de un docente que explique,
no solo de un texto; es necesario para hablar de un proceso de enseñanza
aprendizaje de un ida y vuelta, de una pregunta y una repregunta, de una
reflexión; es necesario para hablar de incorporar contenidos y de aprehender,
de un pensar y repensar no solo individual, de una puesta en común de lo
entendido, de una devolución, de una construcción colectiva.
Tanto
docentes y estudiantes en este sentido hacen cuanto pueden, cuanto la situación
general y las condiciones particulares lo permiten, sin embargo, esto no garantiza
la tan “preciada” continuidad pedagógica ni el aprendizaje. Y aunque el rector
haya expresado su reconocimiento “a los docentes, estudiantes y no docentes que
en las actuales circunstancias realizan desde sus domicilios las actividades
que debieran efectuarse en los espacios de la universidad”, lo cierto es que el
reconocimiento no alcanza, es necesario que se adopten medidas que tiendan a
subsanar algunas de las consecuencias que se desprenden de la actual situación
y a repensar para adelante estrategias, modalidades y respuestas ante
situaciones excepcionales.
En este sentido, como parte
de la conducción de los Centros de Estudiantes de Trabajo Social, Profesorado
de Geografía y Profesorado de Historia, desde Nueva Opción, ante la continuidad
de la suspensión de clases, hemos iniciado los trámites correspondientes
exigiendo a las autoridades:
* SE DEJE SIN EFECTO EL
ARTICULO 13 INC a) DEL REGLAMENTO DE BECAS INTERNAS, DE MANERA QUE SE EXCEPTUE
A LXS BECARIXS DEL CUMPLIMIENTO DEL REQUISITO ACADEMICO DE ESTE CUATRIMESTRE
PARA MANTENER LA BECA DUARANTE EL SEGUNDO CUATRIMESTRE
* SE OTORGUE LA EXCEPCION DE
CORRELATIVIDADES A FIN DE QUE LOS ESTUDIANTES PUEDAN CURSAR EN EL SEGUNDO
CUATRIMESTRE LAS ASIGNATURAS CORRELATIVAS A LAS QUE SE ENCUENTREN INSCRIPTOS EN
ESTE CUATRIMESTRE INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LOGREN LA CONDICION DE REGULAR EN
ESTAS.
*SE PERMITA MANTENER LA
POSIBILIDAD DE INTEGRAR/PROMOCIONAR LA ASIGNATURA HABIENDO DESAPROBADO EL
PRIMER PARCIAL (APROBADO EL RECUPERATORIO POSTERIORMENTE).
*SE DEJE SIN EFECTO EL
ARTICULO 8 INC b) DEL REGIMEN GENERAL DE ESTUDIOS DE MANERA QUE TODOS Y TODAS
LAS ESTUDIANTES MANTENGAN LA CONDICIÓN DE ESTUDIANTES REGULARES
INDEPENDIENTEMENTE DE LA APROBACIÓN O NO DE ASIGNATURAS EN EL PRESENTE CICLO
LECTIVO.
*SE GARANTICE EL
DESDOBLAMIENTO Y LA APERTURA DE MAS COMISIONES PARA EVITAR EL HACINAMIENTO EN
LAS CURSADAS.
*SE GARANTICE LA PROVISIÓN
DE ELEMENTOS DE HIGIENE Y LAS CONDICIONES DE BAÑOS Y AULAS UNA VEZ QUE SE
RETOMEN LAS ACTIVIDADES.
AGRUPACION POLÍTICA NUEVA OPCIÓN
Lista-117-
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