“Instrúyanse porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.”


Antonio Gramsci

domingo, 22 de marzo de 2020

ME MATAN SINO TRABAJO Y SI TRABAJO TAMBIEN (1974) Raymundo Gleyzer






Nosotros no hacemos films para morir, sino para vivir, para vivir mejor. Y si se nos va la vida en ello, vendrán otros que continuarán.
Raymundo Gleyzer, 1974


EL HOMBRE Y EL SEPTIMO ARTE (DE COMBATE)
Raymundo (1941-1976) fue un periodista de investigación, director de cine y un militante revolucionario. Nacido en el seno de una familia judía argentina, su padre fue Jacobo Gleyzer (un inmigrante ruso ucraniano) y Sara Aijen (originalmente Sara Aijenbom), en su hogar se fundó el célebre teatro IFT (ubicado en el popular barrio de Once de la ciudad de Buenos Aires), Raymundo recibió su nombre en homenaje de un guerrillero francés -Raymond Guyot- asesinado por los nazis.
Estudió cine en la Escuela de Cine de La Plata y comenzó con sus primeros trabajos fílmicos, acompañada por su militancia política, en la juventud del PC (Partido comunista) en la FJC. Trabajo para los noticieros de Canal 7 y 13, fue el primer camarógrafo argentino que logro filmar en las Islas Malvinas en 1966, y el primero en enviar informes fílmicos sobre el trabajo en la zafra del azúcar en Cuba en 1970, para la televisión Argentina. En la isla estableció relación son sus colegas del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica [ICAIC].  A la vuelta de Cuba, tuvo un viraje político. Se convirtió en un activo militante en las filas del PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores, ejército revolucionario del pueblo) en el FATRAC (Frente de Trabajadores de la Cultura) y fundador del grupo “Cine de la base”, con el cual proyecto sus películas en barrios, sindicatos, fabricas (durante la clandestinidad) y en el exterior. El FATRAC tuvo corta vida, pero le permitió a la prepotencia de trabajo de Gleyzer consolidar un grupo de trabajo con el realizador Álvaro Melián (estudiante del CERC, la escuela de Instituto Nacional de Cinematografía), con el sonidista Nerio Barberis y su colaboradora y compañera Juana Sapire. Asimismo, tuvo a su cargo una de las cuatro cámaras de Adiós Sui Generis (1975, de Bebe Kamín, film que retrata el último recital del mítico conjunto de rock nacional formado por Charly García y Nito Mestre)[1].
La militancia en el PRT-ERP y su iniciativa “Cine la base”, lo llevo a cercanías con el cine político-militante del peronismo “Grupo Liberación” (Solanas y Getino), pero al mismo tiempo libro una “lucha teórica”, centrada en torno a la figura de Perón y su papel en la lucha de clases[2], disputa agudizada con el proceso abierto con el GAN (Gran Acuerdo Nacional) y las elecciones de 1973.
Sus películas, filmadas y estrenadas clandestinamente, lo pusieron en la mira de la Alianza Anticomunista Argentina (Tres A), creada por José López Rega, el entonces comisario general de la Policía Federal Argentina, Alberto Villar, contando con la anuencia política del propio Perón, durante el gobierno interino de Raúl Lastiri, en 1973.
El 27 de mayo de 1976, fue detenido por la dictadura militar en la puerta del Sindicato Cinematográfico Argentino (SICA) y permanece desaparecido hasta hoy. En aquella ocasión varios directores del mundo iniciaron en los festivales de cine una campaña mundial por la liberación de Gleyzer. Entre otros escritores García Márquez escribió una carta pidiendo su aparición con vida. Mientras tanto, el 1 de junio de 1976 Alfredo Guevara, Walter Achugar, Miguel Littin, Carlos Rebolledo y Manuel Pérez publicaron una declaración del Comité de cineastas latinoamericanos reclamando por su libertad.
Algunos de sus films más renombrados son: El ciclo (1963); La tierra quema (1964); Ceramiqueros de Tras la Sierra (1965); Nuestras Islas Malvinas (1966); Ocurrido en Hualfín (1965); Pictografías de Cerro Colorado (1965); Quilino (1966); México, la revolución congelada (1971); Comunicado cinematográfico del ERP (1972); Ni olvido ni perdón (1972); Los traidores (1973); Me matan sino trabajo y si trabajo me matan (1974). Su repertorio abarca cortos, largometrajes documentales, película de ficción y reales, centradas en una visión política sobre Argentina y Nuestra América.

EL DOCUMENTAL
Gleyzer y sus compañeros de trabajo se organizaron en torno a modos de producción que permitían operar en condiciones de clandestinidad para traducir el registro de conflictos y manifestaciones en contra información y llevar a cabo una agitación política, hacia los cuadros de vanguardia y al mismo tiempo a las masas.
“Me matan...” es el último film documental filmado por Raymundo. La película, relata el conflicto de marzo de 1974 en la metalúrgica monopólica INSUD (San Justo, La Matanza). La metalúrgica INSUD estaba desde mediados de los ’40 entre las cuatro plantas de fundición más importantes del país, destinadas a la obtención de lingotes de plomo.
 El film rodado en blanco y negro, va combinando la utilización de varios recursos, como voz en off de Gleyzer, animación explicativa, musicalización, etc. y se remarca el protagonismo de los propios trabajadores de la empresa, sin contar con escenas montadas sino espontaneas.
La secuencia del documental está organizada a partir de un conflicto. La génesis, está motivada por la organización de los trabajadores en contra de una enfermedad mortal producida en el proceso productivo, el saturnismo (intoxicación plúmbica), negado por la patronal. Dadas las malas condiciones en los puestos de trabajo, y la alta exposición al plomo, podían generarse múltiples enfermedades que causen la muerte si no eran tratadas a tiempo.
En el transcurso del conflicto, con la toma del establecimiento, organizan una olla popular, aparece la figura del dirigente y portavoz de los trabajadores, en la cual señala los avances de la autonomía obrera en la organización y la decisión de las acciones, como también el apoyo de otros trabajadores, los familiares y de la población adyacente a la fábrica.
Los dirigentes mencionan los hechos de violencia a los cuales fueron sometidos, señalan al enemigo (burocracia sindical de la UOM y la patronal) y en las imágenes aparecen las identidades políticas aliadas y las herramientas del propio partido. Lo que se menciona también es la disposición de los trabajadores a tomar la decisión de realizarse estudios, por fuera de la estructura empresarial, ya que los médicos de la empresa actuaban como agentes de la patronal.
Aparece también la movilización callejera, mostrando las diferencias con la conducción de la UOM y el apoyo y homenaje al intelectual y militante del peronismo de izquierda Ortega Peña, trabajador infatigable en la unidad de los sectores revolucionarios de la izquierda y del peronismo combativo, quien remata su intervención con un viejo y vigente lema “solo el pueblo salvara al pueblo”. Como parte de la explicación, se acopla una argumentación contra la organización del capitalismo, basada en dibujos animados, dándole una dimensión pedagógica a la transmisión de las ideas.
Aparece fugazmente, el accionar de la guerrilla con la imagen del secuestro del director de la empresa, Enrique Mendelsohn, por parte del ERP, como una acción de apoyo a un conflicto por las condiciones de trabajo y político. Para finalizar, los trabajadores expresan su visión ideológica y del propio conflicto, con imágenes reales de la movilización, contra el pacto social y de las masas en los llamados “azos”.
Los obreros de INSUD son representados por Gleyzer, como un ejemplo de lucha y resistencia. Se muestran obreros autónomos; por sus medios empezaron a ver a los médicos de UOM, confrontaron de forma directa con la patronal y el sindicato, mediante movilizaciones, huelgas y ollas populares. Destaca que, frente a un capitalismo explotador, los obreros tomaron conciencia de su situación, se movilizaron y algunos de ellos creían en el control obrero de la fábrica y la necesidad de conformar una interfabril que involucrase a todos los sectores combativos y barrios fabriles. Los obreros no tuvieron contradicciones, lucharon y ganaron, con el apoyo del diputado Ortega Peña, sus familias, trabajadores de otras fábricas[3].

CONTRADICCIONES PRINCIPALES Y SECUNDARIAS
El cine, como cualquier arte, se encuentra sujeto al remanso del paso del tiempo, en el cual puede quedar obsoleto o puede sostenerse en el tiempo. A nuestro entender el documental político y militante de Raymundo, lo deberíamos ponderar entre los que siguen vigentes.
 ¿Por qué?... Pensamos que la militancia política necesita un método de análisis y de un razonamiento correcto para poder realizar una acción revolucionaria correcta. Por un lado, porque si bien el trabajo documental toma un caso concreto de lucha, se eleva a un nivel de análisis donde aparece la totalidad del proceso productivo bajo la organización del capitalismo, el cual sigue siendo la degradación humana, condenado a la especie humana a la rutina de la repetición dentro de un engranaje que se apropia de su capacidad física e intelectual, hasta lograr su destrucción corporal y mental, apareciendo la cara del enemigo de clase, la burguesía y sus relaciones sociales de explotación.
 Por otro lado, sigue siendo orientador en el terreno político, porque muestra que la organización y la política propia de los explotados y dominados, sigue siendo el sendero que debemos transitar los sectores marxistas, progresistas reales y los movimientos sociales, sino se quiere recaer en el seguidismo y la política prestada  de la burguesía y en este mismo sentido una gran enseñanza política para los tiempos actuales que corren, al plantear, blanco sobre negro la unidad de los trabajadores y los sectores del pueblo, contra la explotación capitalista y sus consecuencias en el plano de la salud de los trabajadores, ya que las luchas en el presente se las pretende dividir y fragmentar, bajo el argumento posmoderno de la centralidad principal en los “derechos individuales” y la “lucha ecológica”, que si bien son legítimas, son inofensivas,  separando las luchas particulares-corporativas del resto de la sociedad, fragmentando la resistencia, analizando las partes, no el todo y dejando a un segundo plano la contradicción principal de la lucha contra el capitalismo, partera real de los males del mundo y del país.
El final de la película, todavía no está filmado... 

AGRUPACIÓN POLÍTICA NUEVA OPCIÓN
 Lista-117-


[1]  Nestor Kohan Un cine de combate en sitio Rebelión
[2]   Fernando Martín Peña Carlos Vallina El cine como arma.  Raymundo Gleyzer y los comunicados del E.R.P. (1971-1972) en Razón y Revolución nro. 4, otoño de 1998, reedición electrónica. “... Getino y Solanas, desde su óptica peronista, niegan en los hechos la lucha de clases en Argentina. Y sólo sacan a relucir su papel de brazo cinematográfico de Perón, que, como tal vez tú no sepas, es un viejo decrépito que desde Madrid imparte las más diversas y variadas y contradictorias órdenes a sus seguidores (el 70 % de la población). El hecho de que Getino y Solanas apuntalen la `estrategia' de Perón, con su política pendular, no es sino una evidencia más de la poca confianza que tienen en la fortaleza del proletariado argentino y su capacidad de crear".
[3]  Maximiliano Rios Cine y lucha obrera en la metalúrgica INSUD. El conflicto según Raymundo Gleyzer

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