Continúa la política expulsiva
hacia los becarios por parte de la gestión Arizio – Cabo – Cáceres ante la complicidad de los consejeros estudiantiles y
los Centros de Estudiantes.
Los días
8 y 9 de enero, los becarios de la UNLu padecieron la política antiestudiantil de la actual
gestión. El derecho conquistado a través de la lucha, esto es, el derecho a obtener una
beca, que si bien resulta hoy insuficiente para promover la inserción y permanencia en la
Educación Superior Pública, se vio avasallado por la gestión del Rector Osvaldo Arizio y
sus Secretarios Cabo y Cáceres, a quienes poco parecen importar los intereses, los derechos y el bienestar de
los estudiantes. Luego del retraso en el
pago de la beca, tal como sucedió durante todo el 2014, y de no tener más que
desinformación por parte del servicio social sobre cuando se entregarían los
cheques correspondientes al pago de los meses de noviembre y diciembre de 2014,
se tomó conocimiento que los cheques estarían disponibles en Tesorería los días
08 y 09 de enero, con un horario limitado, y que todos los becarios, cursaren
en el regional que cursaren, deberían ir a Lujan a cobrar la beca. La “falta de
planificación” y voluntad política, derivó
en la imposibilidad de que más de 1.500 becarios pudieran retirar su cheque en
menos de 8 horas de cola, entre los dos días, (8 y 9 de enero), lo que a nuestro entender, expresa claramente que quienes deben dar soluciones
reales, como los Secretarios de
Bienestar Universitario Lic. Fabián Cabo y el estudiante, ahora devenido en Secretario Cristian Cáceres, no solo no saben diseñar e implementar políticas para el
“bienestar universitario”, sino que además, hicieron culto al destrato dado a los becarios, ya que nada han
aportado para resolver la precaria
situación socioeconómica de aquellos que perciben una beca a cambio del esfuerzo
de todo un año de estudios.
Sin
embargo, el retraso permanente en el pago de la beca y el incumplimiento
sistemático del reglamento de becas evidencian el problema crónico de nuestro sistema interno de becas, y que no es
al día de hoy una prioridad en la agenda de los consejeros que ocupan las
bancas de nuestro Consejo Superior(C.S), ya que hace años que en la Comisión
Asesora permanente del C.S, Comisión de Bienestar Universitario duerme la
propuesta de reformar el reglamento de
becas, como así también, hace años que se viene postergando la discusión de un
aumento significativo de la partida destinada a becas. Concurrimos a una gran
contradicción, por un lado somos una universidad que cuenta con un presupuesto
universitario de más de 380 millones
para el ejercicio 2015, y por otro, contamos con un sistema interno de becas
que no alcanza ni siquiera a cubrir al total de los compañeros que solicitan
este
derecho, pasando
muchos de ellos a ocupar un lugar en una naturalizada lista de espera.
La partida de becas del año 2014 arrojaba un
déficit de más de dos millones para cubrir a TODOS los becarios; una realidad que las listas
estudiantiles con representantes en el Consejo Superior, no han sido capaces de
prever, o peor aún: habiéndola
previsto no han
sido capaces de
actuar en consecuencia.
De este
modo el problema no es solamente la
política antiestudiantil de la gestión o su política lujanera, que valió que
los estudiantes de todos los Centros Regionales, (San Miguel, Campana,
Chivilcoy y San Fernando) deban obligatoriamente ir a Lujan a retirar y cobrar
sus cheques, el problema además, es la complicidad de todas las listas incluidas las listas estudiantiles, que con su
inacción
nos llevan a un problema mayor
que es la relación política con la gestión: esta es una relación asimétrica, de
desigualdad de condiciones- desigualdad que mientras perdure no permitirá la
efectivización y garantía de los derechos de los estudiantes. Desigualdad que
la inacción de algunos Centros de Estudiantes y consejeros estudiantiles
profundiza.
Ante esta
política que embate permanentemente contra los estudiantes, contra sus
derechos, contra su bienestar, y que cuenta con la complicidad de algunos
sectores estudiantiles no queda más opción que la organización de los estudiantes.
Porque la desigualdad de condiciones se resuelve en la lucha, en un reclamo
colectivo, alzando nuestra voz, luchando contra esta política antiestudiantil,
contra esta desidia en que nos encontramos, contra el maltrato, contra la
violencia institucional de la que hemos sido víctimas y testigos.
Por todo
ello convocamos a todos los estudiantes a luchar por nuestros derechos y a las
agrupaciones estudiantiles y centros de estudiantes a posicionarse del lado de
los estudiantes.
Que la gestión escuche
nuestra voz en la primer sesión del Consejo Superior el día 26 de febrero y
sepa que su política no podrá contra la
organización de los estudiantes que luchan por sus derechos.
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